Alquilámoste: el nuevo plan asturiano para alquileres más asequibles
Un plan para movilizar viviendas vacías y bajar los alquileres

El Gobierno del Principado de Asturias ha puesto en marcha “Alquilámoste”, un programa pionero con el objetivo de frenar la escalada de precios en el alquiler regional. La iniciativa surge en un contexto de máxima tensión en el mercado de arrendamiento asturiano, con rentas en niveles récord debido a la escasez de oferta y la alta demanda. Para aliviar esta situación, el Principado apuesta por movilizar miles de viviendas vacías mediante acuerdos con sus propietarios, ofreciendo alquileres asequibles a los inquilinos y garantías totales a los dueños. La medida, aprobada en octubre de 2025, se enmarca en un conjunto de políticas regionales para garantizar el derecho a la vivienda digna en un momento de fuerte tensión en el acceso a la vivienda.
1. ¿Cómo funciona Alquilámoste?

Alquilámoste es un programa público de alquiler asequible de tipo “ganar-ganar” diseñado para beneficiar a ambas partes (propietarios e inquilinos). Su funcionamiento básico es el siguiente:
- Cesión de la vivienda a la administración: Los propietarios ceden su piso vacío al Principado en usufructo por un plazo máximo de 7 años y 4 meses. Durante ese periodo, la vivienda queda gestionada por la empresa pública de vivienda Vipasa, que actúa como inquilina principal ante el dueño.
- Pago de un canon mensual fijo al propietario: Vipasa (en nombre del Principado) alquila directamente la vivienda al propietario y le abona un canon mensual fijo durante toda la cesión. Este pago está garantizado desde el primer mes independientemente de que el piso tenga inquilino o no, proporcionando al dueño ingresos estables sin sobresaltos de impagos ni períodos en vacío.
- Alquiler asequible al inquilino final: Una vez en el programa, Vipasa subarrienda la vivienda a una familia o persona que cumpla los requisitos, a un precio limitado. El alquiler que paga el inquilino será al menos un 10% inferior al canon que el Principado paga al propietario. En la práctica, esto significa que el Gobierno asume esa diferencia para asegurar que el arrendatario pague menos que el valor de mercado, aliviando su esfuerzo económico. Por ejemplo, si en un barrio el alquiler de mercado ronda 750 € mensuales, el programa podría fijarlo en 700 €; si el inquilino por ingresos sólo puede aportar 600 €, el Principado subvencionaría los 100 € restantes al propietario. De este modo la renta para el arrendatario nunca superará el 30% de sus ingresos familiares, y la Administración cubre la fracción que exceda ese umbral.
- Gestión pública integral: Todo el proceso de alquiler es gestionado por Vipasa, que se encarga de seleccionar a los inquilinos, formalizar contratos, cobrar rentas y atender el mantenimiento del inmueble. La Dirección General de Vivienda supervisa la estrategia y el cumplimiento del programa. De esta manera, los propietarios delegan completamente la gestión y se desentienden de trámites y posibles conflictos, con la tranquilidad de que el Gobierno actúa como intermediario serio.
- Garantía de devolución en buen estado: Al finalizar el contrato de cesión, el Principado devuelve la vivienda en el mismo estado en que la recibió, salvo el desgaste normal por uso. Si hubiese desperfectos más allá del uso razonable, la Administración asume las reparaciones pertinentes. Este compromiso queda recogido por decreto y elimina una de las mayores preocupaciones de los dueños reacios a alquilar: el miedo a daños en su propiedad.
- Incentivos fiscales para el propietario: Los participantes en Alquilámoste pueden acogerse a bonificaciones fiscales vigentes por el alquiler de vivienda asequible Además, durante la cesión el propietario no paga el IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) ni otros gastos de la vivienda, ya que los asume la administración mientras dure el contrato. Estas ventajas se suman a la rentabilidad asegurada y sin riesgos, haciendo el programa atractivo para propietarios que de otro modo mantendrían sus pisos cerrados.
En resumen, el Principado actúa como inquilino de los dueños y casero de los arrendatarios, garantizando a los primeros el cobro y conservación de su vivienda, y a los segundos un alquiler por debajo de mercado y estable. Esta fórmula público-privada busca romper el miedo tradicional a alquilar que existe entre muchos propietarios asturianos, eliminando el riesgo de impagos, destrozos o problemas legales a cambio de una renta moderada y segura.
2. Requisitos y condiciones de participación

Para propietarios:
No cualquier vivienda puede entrar automáticamente en Alquilámoste; debe cumplir ciertos requisitos técnicos, legales y de uso que aseguren su idoneidad:
- Vivienda vacía en buen estado y ámbito urbano: El piso debe estar desocupado, libre de cargas (hipotecas, embargos) y fuera de protección oficial. Además, su superficie ha de estar entre 30 y 150 m² y ubicarse en zona urbana, preferiblemente en edificio colectivo (bloque de pisos). Se exige disponer de referencia catastral activa y, obviamente, capacidad de uso residencial inmediato.
- Equipamiento mínimo y habitabilidad: Para entrar en el programa, la vivienda debe contar con los elementos básicos: cocina equipada (electrodomésticos esenciales), baño completo (sanitarios y ducha/bañera operativa), así como suministros en funcionamiento (agua caliente, instalación eléctrica reglamentaria, calefacción). También se requiere que tenga ventanas y cierres en buen estado y ventilación e iluminación natural suficientes. En caso de pequeñas deficiencias, el Gobierno incluso se ofrece a acometer mejoras o reformas menores (hasta un coste equivalente a 12 meses de renta) para adecuar el piso.
- Situación legal y administrativa al día: El propietario debe ser el titular legítimo del inmueble (acreditado con nota simple registral) y estar al corriente de pagos de comunidad, IBI y suministros. Además, debe aceptar las condiciones de cesión sin interferir durante el contrato, comprometiéndose, por ejemplo, a informar a un eventual comprador si decidiera vender el piso de que éste sigue cedido hasta fin del plazo.
Cumpliendo estos requisitos, el propietario firma el contrato de cesión con Vipasa por hasta 7 años y 4 meses. El canon mensual concreto se fijará según la zona y características del piso, con un tope de 700 € al mes (máximo absoluto) referenciado a los valores de mercado de alquiler en su entorno. Es decir, ninguna vivienda, por buena que sea, generará más de 700 € mensuales en este programa. A cambio, el dueño cobra desde el primer mes, sin tener que buscar inquilino, no gestiona nada, no sufre impagos ni daños, no paga impuestos ni gastos recurrentes mientras dure la cesión, y puede beneficiarse de futuras desgravaciones que se aprueben. La tranquilidad y la rentabilidad garantizada son el gancho para atraer a los particulares con vivienda vacía.
Para inquilinos:
Alquilámoste está orientado a un sector muy concreto de la población: hogares de ingresos medios que actualmente no cumplen los criterios para vivienda pública de protección, pero que tampoco pueden costear con facilidad un alquiler libre a precios de mercado. Es, según el Gobierno, un segmento “olvidado” en tierra de nadie: gente trabajadora con ingresos estables pero insuficientes para los altos alquileres actuales.
Los criterios para acceder a una vivienda Alquilámoste son:
- Ingresos familiares entre 2 y 7,5 veces el IPREM: Pueden apuntarse personas o unidades familiares que sumen ingresos anuales aproximadamente entre 16.800 € y 63.000 € (en función del Indicador Público de Renta, IPREM). Quedan fuera las rentas muy bajas (que disponen de otros programas sociales) y las muy altas (que no necesitan apoyo).
- Esfuerzo limitado al 30% de ingresos: El alquiler ofrecido se calculará para que no supere un tercio de los ingresos familiares. Este límite garantiza que la vivienda sea verdaderamente asequible para el inquilino. Si, por ejemplo, una familia gana 1.800 € al mes, la renta máxima que pagará rondará los 600 €, aunque el valor de la vivienda sea mayor (la diferencia la subvenciona el Principado como vimos).
- Sin vivienda en propiedad disponible en Asturias: Se excluyen demandantes que ya tengan otra vivienda en el Principado que puedan usar, salvo casos justificados (por ejemplo, que la tengan alquilada a terceros, que esté inhabitable o situada muy lejos del lugar de trabajo). La idea es centrar los pisos en quienes realmente necesitan una residencia.
- Registro y asignación transparente: Los interesados deberán inscribirse en un registro único de solicitantes que abrirá el Principado. Las viviendas se irán ofreciendo por orden de inscripción conforme estén disponibles. Si un solicitante rechaza tres ofertas razonables, quedará excluido temporalmente (6 meses) del registro para evitar bloqueos. El contrato de arrendamiento que firme el inquilino será un contrato estándar de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) – con duración mínima y condiciones habituales – aunque se extinguirá cuando termine la cesión del piso a la Administración (es decir, el inquilino sabe que dispone de la vivienda por un máximo de ~7 años).
En síntesis, Alquilámoste beneficiará a personas con ingresos moderados (desde parejas jóvenes hasta familias monomarentales o trabajadores con sueldos medios) que hoy tienen difícil alquilar en Asturias por los precios al alza. Obtendrán pisos dignos a rentas reducidas, con la seguridad de un contrato supervisado por la Administración. No es vivienda social en sentido estricto, pero cubre el hueco entre la vivienda protegida y el mercado libre, facilitando opciones a quienes no califican para ayudas sociales pero tampoco llegan a precios de mercado.
3. Ventajas y objetivos del plan

El programa Alquilámoste presenta varias ventajas potenciales, alineadas con objetivos de política de vivienda y con beneficios directos tanto para propietarios como para inquilinos:
- Aumento de la oferta de alquiler asequible: Asturias cuenta con más de 80.000 viviendas vacías. Movilizar aunque sea una fracción de este parque cerrado significará más pisos disponibles en el mercado de alquiler, lo que ayudaría a relajar la tensión de precios provocada por la escasez de oferta. El propio presidente Adrián Barbón ha señalado que el programa puede tener un triple impacto positivo: reactivar viviendas vacías, reducir la presión del mercado en zonas tensionadas y evitar la exclusión residencial de trabajadores con ingresos medios. En definitiva, más oferta a precios razonables fija población y modera los alquileres, atendiendo a un segmento actualmente desatendido.
- Seguridad y tranquilidad para propietarios reticentes: Muchos dueños no alquilan sus pisos por miedo a impagos, okupaciones, destrozos o problemas legales. Alquilámoste elimina esos temores: el propietario cobra puntualmente y sin gestión que hacer, con riesgo cero de impago (el pagador es el Principado) y garantía de recuperación del piso en buen estado. Además, no incurre en gastos durante años (ni impuestos ni reparaciones) y podría obtener desgravaciones. Esta protección integral es un fuerte incentivo para propietarios que “no quieren líos”, ofreciéndoles rentabilidad modesta pero asegurada. De este modo, se rompe el bloqueo psicológico al alquiler y pisos que antes estaban cerrados pueden entrar en circulación.
- Alquiler justo y estable para los inquilinos: Los arrendatarios que accedan al programa disfrutarán de viviendas a precios sensiblemente inferiores al mercado libre, con la tranquilidad de un contrato supervisado por la administración (lo que implica cumplimiento de la ley, actualizaciones de renta limitadas por ley estatal, etc.). Familias trabajadoras que hoy dedican más del 40% de sus sueldos al alquiler podrán reducir ese porcentaje cerca del 30%, ganando holgura financiera. Alquilámoste busca que más asturianos puedan “vivir en una vivienda digna sin asfixiar su economía”, cumpliendo la función social del derecho a la vivienda. También puede fijar población joven que de otro modo emigraría por falta de vivienda asequible.
- Equilibrio público-privado innovador: El plan asturiano combina recursos públicos y privados de forma novedosa. Involucra al parque privado en la solución habitacional, sumándolo al esfuerzo público, pero sin expropiar ni forzar, sino mediante incentivos y acuerdos voluntarios Esta fórmula podría convertirse en un referente a nivel nacional si logra movilizar suficientes viviendas y generar confianza. Frente a otras medidas (como solo construir vivienda pública, que es lenta, o dar cheques vivienda, que encarecen la demanda), Alquilámoste interviene el mercado de alquiler de manera focalizada: protegiendo a propietarios y a la vez beneficiando a inquilinos. Es, como la Consejería lo ha definido, una iniciativa “innovadora y equilibrada” para conciliar intereses de propietarios e inquilinos en un mercado muy desequilibrado.
En suma, las ventajas esperadas abarcan reactivar viviendas vacías, frenar la escalada de alquileres, dar salida a demandantes de vivienda que hoy no encuentran nada asequible, y crear un clima de confianza en el alquiler regulado. El plan refuerza el derecho a la vivienda con medidas concretas y presupuestadas (inicialmente 1 millón de euros ampliable según demanda), huyendo de soluciones puramente teóricas. Si funciona según lo previsto, todos ganan: el propietario obtiene renta sin riesgos, el inquilino accede a un hogar que puede pagar, y la sociedad reduce la tensión sobre un mercado que estaba al límite.
4. Posibles inconvenientes y críticas

Pese a sus buenas intenciones, Alquilámoste enfrenta retos y críticas que es necesario considerar:
- ¿Bastante incentivo para los propietarios? La rentabilidad limitada (tope 700 €/mes) y las condiciones podrían hacer que muchos propietarios potenciales no encuentren atractivo el programa. Propietarios acostumbrados a ingresos mayores por alquiler turístico o libre quizá consideren insuficiente la renta reducida que ofrece el Principado. Es previsible que solo se adhieran aquellos dueños muy conservadores que priorizan la seguridad absoluta sobre la ganancia máxima. De hecho, para minimizar el coste público, la Administración tenderá a fijar rentas lo más bajas posible (dentro de las “horquillas” previstas según zona e ingresos del inquilino) porque cualquier euro por encima del tercio de ingresos del inquilino lo tiene que poner el Principado. Esto puede disuadir a propietarios que buscarían rentas más altas en el mercado privado. En palabras de un análisis periodístico, “esa renta baja o muy baja podrá ser aceptada por los propietarios que no quieren líos… El resto no arrendará su casa”. Así, existe el riesgo de baja participación: si el número de viviendas captadas es pequeño, el impacto del plan será muy limitado.
- Costo para las arcas públicas y sostenibilidad: El modelo implica que el Principado subvencione parte del alquiler (la diferencia entre el canon al propietario y lo que paga el inquilino) además de asumir gastos de mantenimiento, seguros, etc. Si se incorporan muchos pisos o si los inquilinos tienen ingresos bajos (pagando el mínimo), el coste presupuestario podría dispararse. Aunque el Gobierno ha previsto financiación ampliable para cubrir todas las solicitudes elegibles, en última instancia es dinero público. Algunos críticos advierten que sin un control estricto, esta intervención podría tensar el presupuesto regional o requerir dotaciones adicionales constantes. La eficacia real del gasto también está por demostrarse: ¿cuántas familias se beneficiarán por millón de euros invertido, comparado con otras políticas?
- Críticas ideológicas y de enfoque: Los partidos de la oposición han mostrado reparos. Desde Vox se cuestiona que se incluyan viviendas tan grandes (hasta 130 m²) e ingresos tan elevados (hasta ~63.000 €/año), considerando que eso significa destinar recursos a personas que no son vulnerables en sentido estricto. En su opinión, el plan está mal focalizado al beneficiar a rentas medias-altas y podría haber centrado los esfuerzos en rentas más bajas o pisos más modestos. Por su parte, el Partido Popular ha tildado la política de vivienda del Principado de “nostalgia ideológica” de tintes comunistas que no funcionará. Defienden que la verdadera solución pasa por aumentar la oferta construyendo más vivienda asequible, agilizar licencias y facilitar la compra mediante avales a jóvenes, en lugar de que el Estado intervenga en los alquileres existentes. Esta visión liberal advierte que intervenir precios o dar ayudas directas puede distorsionar el mercado, encarecer otros segmentos o ahuyentar la inversión privada en vivienda.
- Complejidad burocrática: A diferencia del mercado libre, que es ágil (un propietario puede alquilar por su cuenta con pocas formalidades), Alquilámoste implica trámites, inspecciones y un contrato de usufructo largo. Algún analista ha señalado que “la propuesta es muy compleja. No responde a automatismos del mercado”, incluyendo exigencias adicionales como criterios de eficiencia energética que podrían haberse tratado aparte. Esta burocracia podría ralentizar la incorporación de viviendas y desanimar a propietarios que no quieran pasar inspecciones o adaptaciones. Si el proceso no es rápido y sencillo, muchos optarán por soluciones tradicionales (alquiler privado, vender el piso, etc.).
- Alcance limitado frente a la magnitud del problema: Incluso en el mejor de los casos (varios cientos de viviendas captadas), el programa podría no ser suficiente para equilibrar por sí solo el mercado. Asturias arrastra décadas de escasa construcción residencial y tiene zonas urbanas con altísima demanda acumulada. Alquilámoste no crea viviendas nuevas, solo redistribuye las existentes. Por tanto, difícilmente podrá revertir del todo la tendencia alcista si no se combina con otras medidas estructurales: construcción de vivienda pública, incentivos a promover alquiler privado, rehabilitación de vivienda vacía en mal estado, etc. La escala del plan será clave: con pocos pisos, su efecto será testimonial; con muchos, puede mover precios en barrios concretos. Pero lograr una adhesión masiva es un desafío en sí mismo.
En definitiva, los principales inconvenientes giran en torno a la incertidumbre de cuántos propietarios se sumarán y a qué coste, y si el modelo es la vía más eficiente para resolver la crisis de acceso a la vivienda. Hay quien ve en el plan un parche temporal que no ataca el origen del problema (falta de oferta) y confía más en “la mano invisible del mercado” — es decir, que construyendo más viviendas, los alquileres bajarían por sí solos. Otros temen que el exceso de intervención pública siente un precedente incómodo en el mercado inmobiliario. Convencer a la ciudadanía, y especialmente a los dueños de pisos, será fundamental para que Alquilámoste no se quede en papel mojado.
5. Mirando al horizonte: valoración y posible impacto en el mercado

Alquilámoste es una respuesta innovadora a un problema acuciante. Su enfoque colaborativo – sumando vivienda privada al parque de alquiler protegido – abre una vía distinta a las empleadas hasta ahora en Asturias. ¿Qué podemos esperar de su aplicación en los próximos meses y años en el mercado inmobiliario regional?
Si el programa logra una participación significativa, podría introducir un nuevo equilibrio en las zonas más tensionadas. Los inquilinos beneficiarios tendrán acceso a viviendas con rentas moderadas, lo que podría ejercer presión competitiva a la baja sobre los alquileres libres de esos entornos. Es decir, si en un barrio varios propietarios se pasan al esquema Alquilámoste ofreciendo pisos a precio contenido, los demás caseros quizás deban ajustar sus pretensiones para no quedarse sin demandantes. A medio plazo, los precios medios de alquiler podrían estabilizarse o crecer más lentamente gracias a este aumento de oferta asequible. Además, el programa complementa otras medidas como la declaración de zonas de mercado residencial tensionado (16 áreas urbanas asturianas están en proceso de recibir esta calificación), lo que permitirá limitar legalmente las subidas de alquiler en ciertos barrios. Alquilámoste actuaría por tanto en paralelo a los topes de renta, aportando vivienda adicional bajo esos límites. La combinación de límites al alquiler (en contratos nuevos de grandes tenedores) con la inyección de vivienda vacía puede lograr el objetivo dual de frenar los precios y aumentar la oferta en los puntos críticos.
Por otro lado, debemos ser realistas: el impacto cuantitativo dependerá de cuántos pisos se sumen. La experiencia de programas similares en otras comunidades (el Principado se inspira en modelos del País Vasco o Cataluña) muestra que no es sencillo convencer a los propietarios. Alquilámoste deberá ganarse la confianza caso a caso, demostrando con los primeros contratos que funciona sin contratiempos, para atraer a más voluntarios. Si surgen problemas en la ejecución (retrasos en pagos, conflictos con inquilinos, etc.), la reputación del programa sufriría y muchos se bajarían del barco. En cambio, si las primeras experiencias son positivas y se difunde el “boca a boca” de propietarios satisfechos, la iniciativa podría escalar y convertirse en una pieza fija del mercado asturiano. En el mejor escenario, con centenares de viviendas incorporadas, el alquiler residencial en Asturias entraría en una fase de mayor equilibrio: la administración actuaría como regulador-facilitador, equilibrando la balanza entre oferta y demanda allí donde más falta hace.
En cuanto a nuestra valoración global, consideramos que Alquilámoste es un plan ambicioso y necesario en las actuales circunstancias. Atiende a un segmento de población olvidado y trata de corregir desequilibrios sin perjudicar a ninguna de las partes directamente involucradas (se busca que ni propietarios ni inquilinos salgan perdiendo, asumiendo el Estado el coste de esa diferencia del 10%). La filosofía “ganar-ganar” del programa es encomiable: protege al propietario y ayuda al arrendatario, reforzando a su vez la función social de la vivienda. También es positivo que el Gobierno asturiano muestre voluntad de “intervenir el mercado” abiertamente para corregir fallos cuando la situación lo requiere, pues la falta de accesibilidad a la vivienda se ha convertido en un problema de primer orden que no se resuelve solo.
Ahora bien, mantenemos un optimismo prudente. El plan no es una varita mágica que solucionará de inmediato la crisis de alquiler en Asturias. Su éxito dependerá de muchos factores: dotación presupuestaria suficiente, eficiencia en la gestión por parte de Vipasa, agilidad burocrática, y sobre todo acogida por parte de propietarios e inquilinos. Será crucial acompañarlo de campañas informativas que expliquen sus ventajas a los dueños de viviendas vacías y despejen sus dudas. Igualmente, habrá que vigilar que se mantenga justo y transparente en la adjudicación a inquilinos, para que cumpla su objetivo social.
En conclusión, Alquilámoste representa una apuesta valiente por un modelo de alquiler asequible y seguro, inédito en Asturias. Si logra movilizar suficiente vivienda y respaldo ciudadano, podría convertirse en un referente a nivel nacional en políticas de vivienda, demostrando que es posible proteger a los propietarios a la vez que se garantiza un alquiler justo a quien lo necesita. En un mercado tan tensionado como el asturiano, la medida aporta un soplo de esperanza y marca un cambio de rumbo en la forma de abordar el problema. Estaremos pendientes de su desarrollo en los próximos meses: el desafío de equilibrar el mercado inmobiliario está sobre la mesa, y Alquilámoste es, por ahora, la gran apuesta para conseguirlo.
Fuentes consultadas: Principado de Asturias (consejería de Vivienda), Agencia EFE, Europa Press, La Voz de Asturias, El Comercio, Asturias Mundial, entre otros. Todas las informaciones y datos corresponden al estado del programa a fecha de aprobación del decreto (finales de octubre de 2025) y al contexto del mercado inmobiliario asturiano en 2025. Esperamos que esta explicación ayude a nuestros lectores a entender en qué consiste Alquilámoste y qué implicaciones puede tener para propietarios, inquilinos y el conjunto del sector inmobiliario en la región.






